LAS TUNAS-Las industrias locales han sido, históricamente, importantes dinamizadoras, desde el punto de vista económico y social, en los lugares donde se encuentran enclavadas.
Aunque, en su mayoría, no están dotadas de avanzadas tecnologías y sus producciones tienen siempre un alto grado de manufactura, constituyen fuente de empleo, mecanismo eficaz para el aprovechamiento de recursos endógenos, y alternativas para dar respuestas a necesidades de la población y de las entidades.
Sumémosle a ello que la naturaleza de dichas industrias responde a tradiciones arraigadas en la cultura local, por lo que devienen también eficaz manera de transmitir oficios de una generación a otra.
Muchas de ellas han desaparecido y otras han perdido su esencia; sin embargo, los tiempos en que vivimos demuestran su pertinencia y la necesidad de recuperarlas y fortalecerlas, como paso indispensable para el logro de la tan necesaria autonomía municipal y la materialización de las estrategias y proyectos de desarrollo local.
Al trabajo de la Empresa de Industrias Locales y Artesanía Vascal Las Tunas, en pos de ese objetivo, se acercó Granma.

Tiempos de pensar y hacer
Rosalina Alfonso Cabrera, directora provincial de Vascal, ofreció detalles de las fortalezas que tiene hoy la entidad, de su apoyo a programas vitales como el de la vivienda y de las metas a cumplir a mediano y largo plazos.
«Hoy contribuimos al programa de la vivienda, esencialmente, por medio de las producciones de plástico, de carpintería (dígase puertas y ventanas de madera) y, a partir de este mes, de pintura gracias a la inauguración de una minindustria en el municipio de Majibacoa, fruto de un proyecto de desarrollo local (PDL)».
«En relación con los PDL –apuntó–, tenemos otros destinados, por ejemplo, a rescatar (porque fue una producción líder de la empresa) la mueblería de guaniquiqui en el municipio de Jobabo. A más largo plazo pretendemos hacer algo similar con la producción de calzado en el municipio de Colombia. Asimismo, apostamos por desarrollar la artesanía, no solo desde la visión artística y cultural que tenemos de ella, sino también desde una visión utilitaria, optando por el uso de recursos endógenos».
De igual manera, Alfonso Cabrera dijo que se le da un nuevo aire a la muñequería, ante la necesidad de que exista mayor disponibilidad de juguetes para los niños, un esfuerzo al que se suma el taller de producciones plásticas.
Prioridades para impulsar la economía cubana, como son la inversión extranjera y los encadenamientos productivos, también encuentran lugar en el campo de las industrias locales, como explicó la directiva.
«Ya hemos dado los primeros pasos hacia la inversión extranjera. El objetivo es formar una asociación económica internacional con una empresa española. Avanzamos en los estudios de prefactibilidad, y en todo lo relacionado con la certificación de la calidad de nuestra empresa y la gestión medioambiental.
«Pretendemos exportar las producciones textiles que se puedan generar gracias a ese proyecto. Ahí se incluye la guayabera tunera. Son producciones que queremos insertar en las cadenas de tiendas y en el sector del turismo».

El plástico sirve para mucho
No puede hablarse de la Empresa de Industrias Locales y Artesanía sin mencionar su taller de producciones plásticas, desde el cual sale un notable cúmulo de productos con destino al programa de la vivienda y a la comercialización de forma mayorista y minorista.
Así lo aseveró Jorge Luis González Ramos, director de la unidad empresarial de base (UEB) del municipio cabecera.
«Las conexiones y tuberías de varias dimensiones constituyen el grueso de las producciones y responden, en mayor medida, al programa de la vivienda. A eso podemos sumarle la intención de producir llaves para agua, algo que debemos comenzar a materializar en poco tiempo, pues ya tenemos los moldes para hacerlas».
Esta empresa aspira a fomentar encadenamientos productivos; pero, para el logro de ese objetivo, trabaja primero en alcanzarlo entre sus propios talleres. Por ese motivo, cuenta también con el molde para producir tanquetas de 3,8 litros, destinadas al envase de la pintura de la minindustria recién inaugurada en Majibacoa.
Otra línea productiva que comenzará en breve es la tubería de 110 cm, destinada, esencialmente, a las conexiones de los desagües de una vivienda.
«Nuestras producciones tienen dos elementos muy importantes: primero su impacto medioambiental, porque trabajamos con plástico reciclado, y segundo, que sustituyen importaciones», añadió González Ramos, quien apuntó que se comercializan de forma mayorista y minorista, lo que facilita el acceso de la población a los productos.
Luis Manuel Cervantes Vázquez, operario integral del taller, explicó que, aunque se trata de plástico reciclado, lleva varios procesos de selección, lavado y clasificación, pues se debe tener en cuenta el uso anterior, para determinar el nuevo y, a la vez, la densidad.
Como dato curioso vale destacar que la extrusora, un equipo esencial para el trabajo con el plástico, fue construida gracias al ingenio de los trabajadores del propio taller. Ello, según explica Cervantes Vázquez, ha sido de mucha utilidad, pues no solo permitió ahorrar el dinero de una importación, sino que, al ser un equipo de fabricación «criolla», no necesita trabajar con plástico virgen y asimila la materia prima reciclada.
Aunque estas producciones son más conocidas por su utilidad en el programa de la vivienda, se hacen otras con gran impacto social como útiles de limpieza, juguetes e implementos deportivos. También, se fabrican componentes para el riego por aspersión en la agricultura. Todo sobre la base de demandas puntuales de los organismos y entidades locales.

Minindustria de pintura
La comunidad de Arroyo el Muerto, perteneciente al municipio tunero de Majibacoa, tiene ahora un motivo para enorgullecerse. Ha sido inaugurada allí, gracias a un proyecto de desarrollo local, una minindustria de pintura, adscrita a la UEB de Vascal.
Con una capacidad inicial de producción de 500 litros diarios, se prevé que el producto elaborado supla necesidades del programa de la vivienda y, a la vez, pueda responder a demandas puntuales de entidades locales e incluso, de la propia población.
«Esta idea la soñamos en el año 2020. Revisamos todo lo relacionado con el programa de la vivienda y nos propusimos materializar esta minindustria para proveer al territorio de una pintura de alta calidad. En dos años, aun en medio de la pandemia, nos mantuvimos trabajando y ya hoy tenemos nuestra minindustria terminada».
Así comentó a Granma Orestes Téllez Laguna, director de la UEB, y creador de la iniciativa.
Añadió, además, que, debido a las características del lugar, donde existen dificultades con el agua, fue necesario buscar alternativas para garantizarla porque «sin agua, no hay pintura». Así se construyeron un pozo de campana y un sistema para la recolección de agua de lluvia, que la lleva directo al área productiva.
También fue necesario construir, con recursos propios y experiencias tomadas de otros productores, un dispermix (mezclador industrial que permite reducir la granulometría de los componentes de la pintura mejorando así su textura y su capacidad de adherencia).  
«El proyecto estaba diseñado para importar el dispermix, que en el mercado externo tiene un valor aproximado de 5 000 euros, y nosotros lo pudimos construir aquí».
La de esta minindustria es una pintura de muy buena calidad que se fabrica, a partir de materia prima nacional, a base de polímeros que no contaminan el medioambiente, y de carbonato de calcio.
Roberto Álvarez Osorio, administrador de la minindustria, explica que ya cuentan con materia prima suficiente para trabajar durante al menos tres meses.
«En un inicio vamos a laborar sobre la base de demandas específicas, y los propios clientes traerán el envase para llevarse el producto. No obstante, se hacen ya las gestiones para producir esos envases en el taller de plástico de Las Tunas, lo que nos permitiría garantizar el almacenamiento y ampliar las posibilidades de comercialización».