Este 25 de noviembre en cada rincón de La Habana emerge una ola de color naranja con el único propósito de llamar la atención sobre la importancia de crear conciencia para la erradicación total de cualquier manifestación de violencia de género contra niñas, adolescentes y mujeres en Cuba.
La violencia de género no tiene rostro, raza, nivel cultural ni solvencia económica. Se manifiesta en todos lados y el ámbito laboral no exento de este flagelo. Lo que antes pasaba inadvertido hoy tiene visibilidad. Se rompió el esquema de la naturalizado.
Recientemente se publicó en el sitio web de la Gaceta Oficial de la República de Cuba, el Decreto 96 “Protocolo de actuación ante situaciones de discriminación y situaciones de acoso en el ámbito laboral”, que protege y aboga por un entorno laboral inclusivo y respetuoso.
El decreto promueve y garantiza la igualdad de oportunidades y el respeto a la dignidad de todas las personas, previniendo y sancionando la discriminación, la violencia y el acoso en el lugar de trabajo.
La normativa reconoce que “la discriminación, la violencia y el acoso en el ámbito laboral constituyen una forma de violación de los derechos humanos, del principio de igualdad en el trabajo y una amenaza para la igualdad de oportunidades en el empleo; afecta la salud psicológica, física y sexual de las personas, su dignidad, su entorno familiar y social”.
“Se prohíbe en el ámbito del trabajo, la discriminación, la violencia y el acoso, por razones de sexo, género, orientación sexual, identidad de género, edad, origen étnico, color de la piel, creencia religiosa, situación de discapacidad, origen nacional o territorial, o cualquier otra condición o circunstancia personal que implique distinción lesiva a la dignidad humana”, plantea.
“Las manifestaciones de discriminación constituyen una violación de los derechos laborales del trabajador y contra ello puede reclamar, según el procedimiento de solución de conflictos previsto en la ley”, plantea.
Con la implementación del Decreto 96, se busca garantizar la igualdad de oportunidades en el empleo y promover un ambiente laboral justo, inclusivo y respetuoso, en consonancia con los principios fundamentales de la Constitución. Esta medida representa un paso importante hacia la protección de los derechos laborales y el fomento de una sociedad más igualitaria y libre de discriminación.
De nada vale inundar las calles de color naranja si no somos consciente de la eliminación de cualquier acto violento contra niñas, adolescentes y mujeres. Ellas merecen nuestro respeto.