Uno de los elementos más importantes de la estrategia económica y social es el ordenamiento monetario en el país, recordó el vice primer ministro, Alejandro Gil Fernández, al iniciar su intervención en la Mesa Redonda, y añadió que es una transformación que la economía necesita para el bien del país y nuestra población.
En esta información inicial a nuestro pueblo sobre el ordenamiento monetario, el vice primer ministro recordó una frase de Raúl Castro en la clausura del décimo periodo ordinario de sesiones del Parlamento, en diciembre de 2017:
“Aunque la eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria por sí misma no solucionará mágicamente todos los problemas acumulados en la economía cubana, constituye el proceso más determinante para avanzar en la actualización del modelo económico cubano por el impacto que tendrá en todas las esferas del quehacer económico y social de la nación. Sin resolver eso, es difícil avanzar correctamente.
“Debemos ser capaces de, a la par que unificamos el sistema monetario, superar las distorsiones existentes en materia de subsidios, precios y tarifas mayoristas y minoristas, y como es lógico, las pensiones y salarios del sector estatal”.
Gil Fernández afirmó que para este proceso, con una estrategia en la que se viene trabajando hace algunos años y para cuya implementación se han ido creando las condiciones, Cuba cuenta con un sector estatal con cierto nivel de desarrollo.
“Se necesita lograr un encadenamiento productivo entre ambos sectores: estatal y no estatal, en condiciones similares, junto a otros actores económicos, así como incentivar las exportaciones”, señaló.
¿Por qué el ordenamiento monetario?
Marino Murillo Jorge, jefe de la Comisión de Implementación de los Lineamientos. Foto: Roberto Garaicoa/Cubadebate.
El jefe de la Comisión de Implementación de los Lineamientos, Marino Murillo Jorge, comenzó su intervención en la Mesa Redonda explicando que se trata de un tema complejo y transversal en la economía y la sociedad cubanas.
“Hay personas que piensan que el día que resolvamos la dualidad monetaria y cambiaria, se resolverán automáticamente todos los problemas de la economía”, pero “esto en automático no va a resolver todos los problemas de la economía cubana, que, como todos sabemos, tiene problemas estructurales en los que que habrá que continuar trabajando”.
Otra de las características de este proceso –continuó–, es que “cuando se toma la decisión y se inicia, no se puede virar atrás; hay que seguir con él, rectificando desviaciones. Económicamente, no es posible revertirlo”.
“Eso nos obliga a trabajarlo con mucho cuidado y rigor. En este proceso están creados 14 subgrupos de trabajo, donde participan más de 200 compañeros de diferentes organismos y académicos. Incluso, hemos consultado experiencias internacionales. Esta es la primera vez que abordamos estos temas en público, pero no es suficiente, habrá que ir explicando y aclarando poco a poco”.
Aclaró que, como otros procesos económicos y sociales tan grandes, este no está exento de riesgos.
“¿Por qué el ordenamiento monetario? Tenemos hoy un entorno monetario en el que es muy difícil que la economía funcione, digamos, de manera natural, tanto por el entorno monetario como las deformaciones estructurales. Eso lleva a que tengamos que hacer una conducción de la economía muy administrativa”.
Al respecto, mencionó fenómenos como las deformaciones en la formación de los precios. Tenemos un sistema de precios que no da señales claras del mercado a los productores. No quiere decir que Cuba vaya a una economía de mercado, pero el mercado existe independientemente de la voluntad nuestra, y a los productores les tienen que llegar las señales de ese mercado: si yo produzco algo, tengo que saber quién está dispuesto a comprar dichos productos”.
Los precios, aseguró, son una categoría sintética de la economía y en la formación de precios, tanto mayoristas, como minoristas, “tenemos muchas deformaciones”.
Históricamente, hemos usado un método de formar precios que es un margen de utilidad sobre los costos o sobre los gastos totales. “Eso, por supuesto, tiene deformaciones. No están correlacionados con el mercado mundial, es muy difícil comparar si una producción en Cuba es tan eficiente como su importación”.
Murillo se refirió al tema de los déficits salariales acumulados, partiendo del principio de que el salario tiene que cubrir las necesidades del obrero y su familia. “Tratando de resolver este asunto y sin haber hecho durante mucho tiempo una reforma salarial, se han venido tomado un grupo de medidas parciales, por sectores, no integrales, que de alguna manera resolvieron ciertos problemas en su momento”.
En la economía cubana, por ejemplo, existen casi 900 000 personas que tienen sistemas de estímulo en CUC, de entre 12 y 18 CUC por trabajador.
“Hay algunos que ganan 40; otros, menos. Pero como el tipo de cambio es 1x1, la empresa le paga al trabajador 10 CUC, este va a Cadeca (con tipo de cambio 24x1) y adquiere 240 pesos (CUP). El trabajador adquiere 240 pesos, y para los costos de la empresa solo son 10. Él aumenta la capacidad monetaria en Cadeca.
“No son tres o cuatro trabajadores, son 900 000. Y se preguntan hoy cómo quedarán sus ingresos en CUC, que multiplican por 24, cuando llegue la unificación monetaria y cambiaria y la reforma de salarios”.
Murillo se refirió también a la deficiencias en el sistema empresarial, “que no son pocas”. Por ejemplo, hay problemas de gestión, restricciones administrativas durante años que han acumulado un nivel grande de ineficiencia; problemas de incentivos a los exportadores y desequilibrios macroeconómicos.
Sobre este último, se refirió a los elevados déficits fiscales que se han debido aprobar en los últimos años, debido al alto nivel de transferencia del presupuesto del Estado al sistema empresarial, que “en gran medida está provocado por la dualidad cambiaria”.