Las sesiones de la actual legislatura tienen gran importancia, aquí hemos aprobado el Código de las familias, norma indispensable para la sociedad cubana y que será llevada a referendo en septiembre para que se pronuncie sobre ella el pueblo cubano, aseguró el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Recordó que cuando el 10 de abril de 2019 aprobamos la Constitución de la República, entre las materias más reflejadas en la regulación constitucional, destaca el derecho de las familias por su papel vital en la formación de generaciones y transmisión de valores, costumbres y tradiciones.
El Código de las Familias es sin dudas una de las normas legales que más trascendencia legal y política ha tenido en la historia política del país, pues también responde a los compromisos internacionales asumidos por Cuba en estas materias y contra toda forma de discriminación, señaló.
La norma, aseguró, ha recorrido un largo camino buscando consensos sociales y académicos, y su construcción ha supuesto la coexistencia de saberes aportados desde diferentes ciencias.
Destacó que también ha sido necesaria la sabiduría popular de la nación, en tanto se recoge el sentir de miles de cubanos que en ocasión de la consulta popular expresaron su apoyo y también su diverso parecer sobre los contenidos que recoge el articulado de la Ley.
Se trata de un Código que hace una apuesta en tiempo presente para saldar las deudas del pasado y educar a las generaciones del futuro, dijo. Con esta Ley ganamos todos como sociedad, porque siendo los primeros destinatarios de las normas jurídicas, nos convertimos también en sus principales artífices, añadió.
Este Código, que en septiembre pasará el escrutinio social a través de un referendo, será algo inédito en Cuba para este tipo de disposición normativa, y se ha desarrollado algo novedoso: el afecto como valor jurídico, sostuvo.
También, valoró, tiene un indiscutido valor ético, nos enseña a pensar y nos da las riendas para educar a las futuras generaciones.
El Jefe de Estado comentó que la crianza positiva de la que tanto se ha hablado no es otra cosa que criar desde la cercanía y el acompañamiento. No se trata de excluir el poder de la sangre, sino de compatibilizarlo con otras maneras de construir maternidades y paternidades, donde a veces no existe el componente genético, pero sobra amor, precisó.
Puntualizó que el afecto es la apuesta continua de este Código, y en función de ello, el derecho ha tenido que amoldar un escenario de rigidez hacia la apertura y flexibilidad.
Sobre la base de protección de la dignidad humana, el derecho de las familias se sustenta en nuevo orden constitucional y legislativo, y podemos hablar de un Código que reconoce los derechos de todos. Un Código, añadió, que visibiliza a la persona mayor como protagonista de su destino y de su entorno familiar, como sujetos de derecho, pero también de deberes para la formación de los más jóvenes en el hogar. Abre, además, las puertas jurídicas a la protección de las personas en situaciones de vulnerabilidad y avizora la necesidad de dar respuesta al envejecimiento poblacional, de ahí, —insistió— lo importante de reconocer el cuidado con afecto como un derecho que tienen todas las personas en el medio familiar.
Como su antecesor de 1975, el presente Código centra también la mirada en los niños, niñas y adolescentes, apuntó.
El principio del interés superior, comentó, es la piedra angular para interpretar y aplicar la Ley. Decía José Martí que los niños son la esperanza del mundo, y para ellos construimos y seguiremos construyendo esta nación, aseguró.
Por otra parte, manifestó que la sustitución de la patria potestad con la nueva visión de la responsabilidad parental deja de lado la mirada patriarcal y estereotipada que no se aviene hoy con el pluralismo familiar.
Los niños, niñas y adolescentes deben ser acompañados en su crecimiento moral, espiritual, en el desarrollo de su personalidad por sus padres y madres en una relación armónica, en la que prevalezca el respeto recíproco, la lealtad, la honestidad y la complicidad del afecto, subrayó el mandatario.
Si una norma ofrece alternativas y oportunidades es la que acabamos de presentar. «El Código busca el respeto; esa es la palabra clave, respeto al derecho de las personas», señaló. Precisó que el Código que se aprobó sienta las bases de un derecho familiar más democrático, solidario y mucho más responsable; es cierto que se da autonomía a las personas a escoger las parejas y casarse sean o no del mismo o diferente sexo y para prever de herramientas de autoprotección de las personas ante situación de discapacidad. «No se trata de dar, sino de entregar. Ese es un mensaje que transmite el Código. No hay precedentes en nuestra geografía hemisférica de un Código de esta naturaleza», resaltó.
El Presidente destacó que hoy nuestra sociedad socialista se fortalece: contamos con una norma jurídica de vanguardia que servirá de ejemplo para futuras normas legales que dan continuidad al proceso legislativo cubano.
Expresó que es un merecido homenaje, por la fuerza de la justeza y la virtud, al pensamiento de nuestra querida Presidenta eterna de la Federación de Mujeres Cubana, Vilma Espín. Sirve, además, como un gran libro de cabecera que deberían tener a mano los educadores, esencialmente, los maestros de primaria que acompañan a la niñez en la primera formación humanística y como texto de referencia para la formación cívica de hombres y mujeres del mañana, que darán continuidad a esta gran obra que es la Revolución, destacó el mandatario.
«Cada familia es un camino particular, único, irrepetible; como irrepetible es cada persona. La familia es una expresión del más delicado tejido social; de ella venimos, nos formamos y recibimos los más altos valores», añadió. Las familias –comentó– son como la Patria, nos dotan de identidad, solidaridad, respeto y altruismo.
La apuesta por la aprobación del Código en el referéndum es también por la democracia, por la virtud de ser cubano, por la felicidad de cada niño, niña o adolescente, por la inclusión de cada persona con discapacidad, la condena al maltrato familiar, por el respeto a las diversidades familiares.
«Es una apuesta por la vida, por la dignidad de cubanas y cubanos, por la continuidad de quienes nos han guiado. Es la concreción de la máxima martiana ”Con todos y para el bien de todos”. Es un Código de amor y de paz», destacó.
Por estas razones, señaló Díaz-Canel, me siento conmovido y orgulloso al convocar a nuestro pueblo a decir sí por el Código de las Familias. Por otra parte, el Presidente cubano señaló que las relaciones internacionales transitan por un escenario peligroso.
La ofensiva estadounidense conduce a un clima de conflicto cuyas consecuencias son impredecibles. «El mundo ha cambiado», refirió, y en un contexto variado, muchos admiran la indomable resistencia de nuestro pueblo frente a la agresión del imperialismo estadounidense, y la obra de justicia y humanismo que defendemos.
Otros, sencillamente, rechazan la política inmoral de Estados Unidos contra Cuba, aun cuando ideológicamente no se identifican con la Revolución. Agregó que cualquiera advierte que el gobierno estadounidense actúa con deshonestidad cuando alega que el bloqueo se debe a sus preocupaciones por el bienestar del pueblo cubano.
La nefasta trayectoria histórica de Estados Unidos en materia de derechos humanos y democracia se conoce, así como los abusos que se comenten en ese país, resaltó. Destacó que lo que persiguen es destruir el proceso revolucionario cubano y lo que significa, levantando la advertencia de todo aquel que busque una vía alternativa a su manual de instrucciones para el mundo, corre, como Cuba, el riesgo de sufrir la perenne hostilidad por parte de Estados Unidos.
Eso explica –subrayó– la agresividad contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, el golpe de Estado contra Bolivia, entre otros; es el motivo de presiones y amenazas sobre muchos gobiernos para evitar que cumplan con el justo reclamo de sus pueblos; es la razón de exclusiones en la pasada cumbre de las Américas celebrada en Los Ángeles. Lejos de aislar a Cuba y otros países, precisó el Presidente, la Cumbre terminó mostrando el aislamiento de la política estadounidense hacia el hemisferio.